Cosas Qué Ver y Hacer en Florencia

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Florencia no es una ciudad que se visite; es una que se siente en la piel. En cada callejón empedrado, en cada soplo de viento que baja del Arno, en cada atardecer que dora la cúpula del Duomo, late el alma del Renacimiento.

Hoy, la ciudad fusiona su eterna belleza con nuevas experiencias que te invitamos a vivir. Desde la emoción de enfrentarte al David hasta el placer de un aperitivo en una azotea secreta, queremos guiarte más allá de lo evidente. ¡Acompáñanos!

Lugares Imprescindibles Que Ver en Florencia

Entre los lugares más destacados de Florencia encontraras:

La Piazza del Duomo y la Cúpula de Brunelleschi

Piazza del Duomo
Imagen: Giuseppe Milo; https://www.flickr.com/photos/giuseppemilo/

Subir sus 463 escalones no es solo un ejercicio físico; es un viaje al ingenio humano. Desde lo alto, a 115 metros, la ciudad se despliega como un tapiz de tejados rojos y campanarios, con las colinas toscanas al fondo.

La cúpula, obra maestra de Brunelleschi, sigue siendo la más grande del mundo en mampostería, y en su interior, los frescos del Juicio Final de Vasari te envolverán en un drama celestial. No dejes de visitar el Museo dell’Opera del Duomo, donde las Puertas del Paraíso originales de Ghiberti brillan tras una meticulosa restauración.

Te recomendamos madrugar: la luz del amanecer baña de oro el mármol blanco y verde, y las multitudes aún duermen.

La Galería Uffizi

Galería Uffizi
Imagen: Sílvia Darnís; https://www.flickr.com/photos/embolic/

Pasear por sus salas es dialogar con los gigantes del Renacimiento. Aquí, El Nacimiento de Venus de Botticelli no es un cuadro: es un sueño hecho pintura. La mirada de la Venus, el movimiento de las telas, el mar que parece murmurar… Frente a ella, La Anunciación de Leonardo da Vinci te atrapará con sus enigmas.

Este año, el museo ha incorporado audioguías inmersivas que revelan secretos de las obras mediante realidad aumentada. Un consejo: dedica tiempo a la Sala de Mapas, donde los frescos del techo te harán sentir bajo el cielo de la Toscana del siglo XVI.

El David de Miguel Ángel en la Galería de la Academia

Ninguna foto prepara para el impacto de verlo en persona. Los músculos tensos, la mirada concentrada, la venas palpables en el mármol… Miguel Ángel liberó al gigante bíblico de un bloque de Carrara, y hoy, bajo la luz cenital de la tribuna, parece respirar.

No te marches sin contemplar los Prisioneros, esculturas inacabadas que muestran figuras luchando por emerger de la piedra. Es la metáfora perfecta del proceso creativo del genio.

El Ponte Vecchio al ocaso

Cuando el sol se hunde tras el Arno, este puente medieval de joyerías se transfigura. Las fachadas de madera se tiñen de carmesí, y el río refleja las últimas luces. Cruzarlo es viajar al siglo XVI, cuando Fernando I de Médici expulsó a los carniceros para instalar orfebres. Hoy, sus escaparates brillan con oro y plata, pero el verdadero tesoro está abajo: el Corredor Vasariano, pasadizo secreto que usaban los Médici, reabrirá en octubre tras una restauración. Mientras, fotografía el puente desde el Ponte Santa Trinita: el encuadre es perfecto.

El Palacio Pitti y los Jardines de Boboli

El Palacio Pitti y los Jardines de Boboli
Imagen: Toni Almodóvar Escuder; https://www.flickr.com/photos/toniescuder/

Este palacio fue la respuesta de los Pitti al poder de los Médici, y hoy alberga museos opulentos como la Galería Palatina, donde los retratos de Rafael parecen seguirte con la mirada. Pero su joya son los Jardines de Boboli, un bosque renacentista donde fuentes de mármol, grutas artificiales y teatros al aire libre crean un laberinto de belleza.

En agosto, el Festival de Danza transforma el anfiteatro en escenario nocturno: imagina El lago de los cisnes bajo las estrellas, con Florencia como telón de fondo.

El Jardín de Iris (Giardino dell’Iris)

Un secreto que solo se desvela en mayo. En la colina sur de Piazzale Michelangelo, este jardín alberga 1.500 variedades del lirio, símbolo de Florencia. Es un estallido de colores y fragancias, con senderos que serpentean entre estanques. Y lo mejor: la entrada es gratuita. Si viajas en primavera, es tu oasis de paz lejos de las multitudes.

Las Capillas Mediceas

En la Basílica de San Lorenzo, este mausoleo de los Médici es una lección de poder y arte. La Sacristía Nueva, diseñada por Miguel Ángel, equilibra mármoles blancos con paredes grises, creando un espacio donde la luz juega con las formas.

La Capilla de los Príncipes, revestida de pórfido y piedras semipreciosas, muestra la ambición de una dinastía que gobernó Toscana durante siglos. Busca la tumba de Lorenzo el Magnífico: su sencillez contrasta con el lujo circundante.

El Giunti Odeón: Cine, libros y café

En un palacio del siglo XV que fue cine, hoy conviven butacas de terciopelo con estanterías repletas de libros. Puedes hojear una novela con un espresso bajo la cúpula Art Nouveau o quedarte a las 21:00 para ver películas en versión original. Es un rincón donde el arte no está solo en las paredes, sino en la experiencia de fundir culturas.

El Mercato Centrale

En la planta baja, puestos de quesos pecorino, aceitunas toscanas y embutidos crean un mosaico de sabores. Sube al piso superior: el food court es una fiesta gastronómica donde probar la pappa al pomodoro (sopa de pan y tomate) o el audaz lampredotto (callos en pan). A mediodía, cuando el calor aprieta, es refugio fresco y animado.

Le Murate: De cárcel a corazón cultural

Antiguo convento transformado en prisión, hoy es un espacio de libertad. Galerías de arte, pizzerías al aire libre y conciertos improvisados llenan sus patios. Busca los grafitis que narran historias de reclusos: son testimonios conmovedores de su pasado.

Experiencias Que Debes Vivir en Florencia

Florencia es mucho más que cosas que ver, también encontraras muchas actividades para disfrutar de una experiencia inolvidable:

Saborear los placeres de agosto

La gastronomía florentina en verano es un himno a la frescura. Prueba la panzanella, ensalada de pan duro, tomate y albahaca regada con aceite local. En el Gelateria dei Neri, el helado de higo fresco es pura dulzura toscana.

Para algo contundente, la fiorentina (chuletón de buey) en l’Brindellone: pídela al sangue (poco hecha) con una copa de Chianti Classico. Y no olvides los buchetti del vino: pequeñas ventanas medievales donde sirven vino al paso. La de Osteria Belle Donne es legendaria.

Vivir Ferragosto (15 de agosto)

Los florentinos emigran a la costa, pero la ciudad vibra con eventos únicos. El 10 de agosto, el Mercato Centrale organiza una Cena Popolare: mesas comunales con pasta casera, sandía y música en vivo. El 15, en jardines como Villa Bardini, el cine bajo las estrellas proyecta clásicos italianos a las 21:15. Es magia pura: tumbado en el césped, con Florencia iluminada a lo lejos.

Aperitivo con vistas en una azotea histórica

En el Palazzo Guadagni, su loggia domina la Piazza Santo Spirito. Toma un Aperol Spritz mientras ves cómo el sol encierra las fachadas ocre del Oltrarno. Para algo más íntimo, Il Santino en Via Santo Spirito ofrece vinos naturales y tablas de pecorino con miel de castaño. Reserva antes de las 19:00: los atardeceres aquí son rituales.

Explorar talleres artesanos en San Niccolò

El barrio de Oltrarno es el último bastión de la artesanía. En Sbigoli Terrecotte (desde 1857), maestros alfareros moldean vasijas como en tiempos de los Médici. Los sábados, muchos talleres abren sus puertas: desde joyeros que engarzan pietra dura hasta restauradores de muebles antiguos. Si te animas, algunos ofrecen clases de dorado con pan de oro.

Excursionar al Palio di Siena (16 de agosto)

Palio di Siena
Imagen: Elias Rovielo; https://www.flickr.com/photos/eliasroviello/

El tren desde Santa Maria Novella te deja en Siena en 1.5 horas. El Palio es una explosión de emociones: diez jinetes representando contrade (barrios) compiten en una carrera sin reglas en la Piazza del Campo. La tensión, los colores, los cantos… Es una inmersión en la Italia medieval. Reserva con semanas de antelación: hoteles y tribunas se agotan.

Pasear en bici por el Parque Cascine

Siguiendo el Arno hacia el oeste, este parque es el pulmón verde de la ciudad. Alquila una bici (o toma el tranvía T1) para recorrer sus senderos entre plátanos centenarios. Los domingos, el mercadillo de antigüedades despliega tesoros: desde postales vintage hasta muebles de roble. Termina con un picnic junto al río: pan, salami y una botella de Vernaccia.

Concierto con velas en Villa Strozzi

La serie Candlelight transforma la Limonaia (invernadero del siglo XIX) en un mundo de luz y sonido. Tributos a Ludovico Einaudi o bandas sonoras de cine suenan entre miles de velas. Este verano añaden conciertos de jazz con vinos locales. La acústica, entre naranjos y paredes de piedra, es inolvidable.

Ruta del Chianti en vespa

Alquila una vespa clásica y recorre las colinas entre Florencia y Siena. Para en bodegas familiares como Fattoria Travignoli: su Chianti Rufina tiene notas de cereza y tierra mojada. El 25 de agosto, su jardín acoge un concierto de jazz al atardecer. Si prefieres relajarte, hay tours con degustación desde Florencia que incluyen paradas en pueblos como Greve o Castellina.

Beber de los “nasoni”

Estas fuentes públicas de agua fresca son patrimonio vivo. Llena tu botella en la Via della Ninna: su agua viene de los Apeninos y es tan pura que los locales la prefieren al agua embotellada. Es gratis, ecológico y un gesto auténticamente florentino.

Atardecer en Piazzale Michelangelo con un picnic

Sube caminando (o en el bus 12) con una botella de Chianti, crostone con paté de hígado y uvas. Mientras el sol incendia el Duomo, el Palazzo Vecchio y el Ponte Vecchio, artistas callejeros tocan saxofón o pintan acuarelas. Es el mejor epílogo para un día en Florencia: la ciudad a tus pies, el cielo en llamas, y la certeza de que has tocado la belleza.

Conclusión:

Florencia sigue siendo ese lugar que nos hace sentir como Stendhal: abrumados por tanta belleza, pero vivos como nunca. Nos encanta perderse por el Oltrarno cuando los talleres cierran y las enoteche sirven apericena (aperitivo-cena), o descubrir en el Palazzo Strozzi exposiciones que dialogan con el arte clásico. Como decía Dante, amado hijo de esta ciudad: “Amor, ch’a nullo amato amar perdona” (El amor, que no perdona al amado no amar). Florencia te amará, y tú no podrás evitar amarla de vuelta.

“La vera Firenze non è solo una destinazione, è uno stato d’animo” (La verdadera Florencia no es solo un destino, es un estado del alma).

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